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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

www.surda.se

 

 

13-08-2013

 

 

 


 


Entrevista con João Pedro Stedile, líder del MST

Asamblea Constituyente reclaman en las calles

 

SURda

Opinión

Claudia korol

Brasil


Joao Pedro Stédile integra la coordinadora del Movimiento de los Sin Tierra del Brasil (MST) y de Vía Campesina. Los trabajadores y trabajadoras sin tierra de Brasil constituyen una experiencia ejemplar y una escuela para todos los movimientos populares de Nuestra América. Ha sido fundamental su aporte para pensar propuestas de poder popular en Brasil, basadas en la lucha por una reforma agraria integral, y la creación de nuevos territorios donde se crea una nueva vida sobre la base de la consigna “Ocupar, resistir y producir”. Hacen también aportes en las experiencias de educación popular, en la formación de militantes, en iniciativas de comunicación y salud popular.
En los 29 años transcurridos desde su fundación, han promovido en forma permanente la unidad de las fuerzas revolucionarias de Izquierda y los movimientos populares de Nuestra América. En tal sentido, han sido fogoneros de la articulación de movimientos sociales del ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), y de diferentes procesos de encuentro y solidaridad, tanto en el plano nacional como latinoamericano y mundial.
Punto Final dialogó con Joao Pedro Stédile para analizar la nueva coyuntura de movilización de masas abierta en Brasil, en la que el MST, con su autoridad política y moral, ha promovido activamente la inserción de las organizaciones populares con un programa de unidad y una línea de acción común, que se expresó en la jornada nacional de lucha convocada el pasado 11 de julio.
¿Cómo analiza el MST la coyuntura que conmueve al Brasil, y cómo se ha ubicado en la misma?
“En primer lugar, el Movimiento de los Sin Tierra tiene el rol de contribuir a aglutinar a las fuerzas populares de nuestro país, para que podamos marchar unidos en una coyuntura tan difícil como esta.
La gente, especialmente los jóvenes, fueron en un primer momento a la calle por indignación. Las grandes ciudades son un infierno. El transporte es caro y de mala calidad. Esos jóvenes están siendo disputados políticamente e ideológicamente por la derecha. Entonces, las fuerzas de Izquierda tenemos que entrar en el proceso con una posición de unidad. Ese creo que es el principal rol que está jugando el MST con su capacidad para aglutinar. De hecho logramos hacer una reunión con todas las centrales sindicales, lo que no ocurría hace años. Hicimos una plenaria con más de 160 movimientos sociales, y de ahí sacamos una plataforma y un plan de lucha unitario, para dar un contenido clasista a las demandas que los jóvenes empezaron en la calle con el reclamo de reducción de las tarifas del transporte público”.

POR UN TRANSPORTE PUBLICO GRATUITO
¿Cuáles son las motivaciones principales que provocaron una movilización tan grande en Brasil?
“Fue una suma de varios factores. Hay un caldo de cultivo socio-económico en la sociedad brasileña. En esta etapa, el capital financiero internacional se ha apropiado de nuestras ciudades, como ocurre en toda Latinoamérica. Eso provocó una especulación inmobiliaria. En Sao Paulo y en todas las capitales, el precio de los terrenos y alquileres subieron después de la crisis de 2008 en 150%, porque llegaron muchos capitales foráneos a especular, convirtiendo capital ficticio en inmuebles. Eso elevó todos los precios.
Por otro lado, la mayoría de nuestros gobiernos provinciales siguen siendo neoliberales. A ellos les compete el transporte público. Hace diez años que no hacen ninguna inversión. Se ha degradado mucho el servicio; se paga mucho por un transporte de mala calidad, y se pierden dos o tres horas diarias por el tránsito congestionado. Cuando los alcaldes alzaron los precios del transporte público, los estudiantes -porque a ellos les pesa especialmente ese costo-, se alzaron y fueron a la calle. Pero lo mismo pasa en la salud y en la educación.
Frente a esa movilización muy masiva, hubo mucha represión en Sao Paulo por parte del gobierno derechista del gobernador Geraldo Alckmin, dejando más de sesenta heridos, incluso periodistas. Ese fue el combustible para que la indignación se extendiera a todo el país.
En las últimas semanas en prácticamente todas las capitales estaduales hubo manifestaciones durante dos o tres días, aun después de que los gobiernos anunciaron la reducción de la tarifa, porque estos mismos estudiantes plantearon entonces que tenemos que tener un transporte público gratuito, no sólo para los estudiantes, sino para toda la población. Se ha instalado un debate en la sociedad de cómo los gobiernos pueden, con los recursos de los impuestos, garantizar a la población de las grandes ciudades un transporte público gratuito.
También hay mucha indignación frente a la corrupción de los gobiernos y de la vida política del país, que es una vergüenza. Los diputados y senadores están representando solamente a quienes financian sus campañas. El Poder Judicial es oligárquico. Todos los días estallan nuevos escándalos por impunidad frente a hechos de corrupción. Una de las involucradas en estos hechos es la red de TV Globo, que recibió una multa por el no pago de impuestos por los derechos de transmisión del Mundial de Fútbol de 2002. Hay una gran movilización de los jóvenes contra la red Globo.
La evaluación es que las demandas de las movilizaciones de los primeros días quedaron en las tarifas del transporte, pero que el problema central está en la crisis en las capitales de los Estados, debido a la ofensiva del capital sobre los derechos de los trabajadores. También analizamos que la clase obrera y los campesinos estábamos ausentes de este proceso de movilización, hasta la gran jornada de lucha y movilización común del 11 de julio. Las reuniones de articulación nos permitieron construir una plataforma de intereses y derechos de la clase trabajadora, y del pueblo en general”.

PLATAFORMA DE LUCHA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
¿Cuáles son los puntos centrales de esta plataforma común?
“Uno de los puntos principales es la reforma política, la democratización que permita una efectiva participación popular. Estamos hablando del derecho popular de convocar a plebiscitos, a revocar mandatos, y prohibir el financiamiento empresarial de los candidatos.
Hemos planteado garantizar el 10% del Producto Interno Bruto para la educación; garantizar las inversiones para salud pública; aprobar el proyecto que está en el Congreso sobre la reducción de la jornada de trabajo a 40 horas semanales sin reducción de sueldos; desestimar la propuesta de enmienda constitucional que implementa la tercerización de las relaciones de trabajo y la pérdida de los derechos laborales. Otra exigencia es una reforma tributaria progresiva, que haga que los impuestos pesen más sobre los ricos, sobre las grandes fortunas.
Planteamos dar prioridad a los gastos en salud, educación y transporte público de calidad, en vez de pago de la deuda pública, suspender las subastas del petróleo, dado que ahora el gobierno quiere regalar las reservas del Presal (enormes yacimientos petroleros en aguas ultraprofundas de la costa atlántica brasileña. N.de PF) para que las empresas transnacionales inviertan, y suspender las concesiones para la explotación de minerales que solo benefician a las empresas transnacionales. Implementar la tarifa cero en los transportes públicos para toda la población, no sólo para los estudiantes.
El tema de los medios de comunicación es fundamental. Nos da vergüenza, porque Venezuela hizo estas reformas hace mucho tiempo, Ecuador acaba de aprobar una nueva ley de prensa, en Argentina están dando una batalla para democratizar los medios. Sin embargo en Brasil, el gobierno está callado, y la red Globo, que es la que monopoliza todos los medios, hace lo que quiere. Entonces, incluimos un proyecto que es unitario, que tiene el apoyo incluso del PT, el partido de gobierno, que propone la democratización de los medios, rompiendo el monopolio que tiene la red Globo.
Las organizaciones campesinas hemos presentado a la presidenta Dilma Rousseff una plataforma común que incluye recuperar la soberanía nacional sobre las tierras brasileñas (que el gobierno expropie las áreas ya compradas y controladas por empresas extranjeras), acelerar la reforma agraria asentando inmediatamente a las familias que están acampadas en las carreteras; políticas públicas de apoyo para la producción de alimentos baratos, sanos, sin agrotóxicos. Se planteó el reconocimiento y la demarcación de las tierras indígenas, quilombolas (comunidades negras. N. de PF), y garantizar los derechos de los pueblos afectados por las grandes represas y de los pescadores. Junto a eso, la prohibición de los agrotóxicos ya vetados en otros países y la prohibición de fumigaciones aéreas, el control social en relación a los transgénicos, la deforestación, la recuperación de áreas degradadas. También la implementación de programas para erradicar el analfabetismo y garantizar escuelas en las comunidades rurales, entre otros temas”.

HACIA UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE
¿Cuál fue la respuesta del gobierno nacional frente a las movilizaciones de los estudiantes y su generalización hacia otros sectores?
“El gobierno empezó con miedo. Incluso las primeras declaraciones fueron desastrosas, porque el ministro de Justicia puso a la Guardia Nacional al servicio de los gobiernos provinciales. Después reculó, y en los últimos días, quizás por el mismo clamor en las calles, la presidenta Rousseff se ha movido hacia la Izquierda. Ha señalado que si en las calles se quieren cambios, el gobierno va a apoyarlos.
Es cierto que la derecha intentó disputar el control del sentimiento de las calles para desgastar al gobierno. Pero creo que la derecha perdió esa apuesta. En general, la derecha sale perdiendo cuando el pueblo está en las calles, y donde el protagonismo es de las propuestas populares.
Nosotros tuvimos diez años de gobierno de composición pluriclasista. Todas las clases están dentro del gobierno de Lula y Dilma. Esto redundó en un gobierno con alta popularidad, pero sin las fuerzas necesarias para hacer cambios estructurales. Fue un pacto donde todos ganaron, pero sobre todo ganaron los capitalistas; los de abajo, los pobres, ganaron limosnas. Recibieron ayuda con varios programas sociales que se implementaron. Pero no hubo cambios profundos ni en la política ni en la economía para la clase trabajadora. Tampoco hubo iniciativas en ese sentido de parte del gobierno. Siempre se justificaba que no tenía mayoría en el Congreso, que no tenía una correlación de fuerzas favorable. En el fondo, las movilizaciones juveniles criticaron en las calles el fracaso de esa política de conciliación de clases, en la que todos aparentemente ganaban, pero quien más ganaba en realidad era el capital.
Ahora la correlación de fuerzas empezó a cambiar, porque la gente va a la calle. Es por eso que nosotros creemos que la movilización del 11 de julio nos da la fuerza para que el gobierno se sienta empoderado para hacer los cambios necesarios. El gobierno de Dilma Rousseff tuvo que hablar con los movimientos populares organizados, lo que no había hecho en sus dos años y medio de gobierno. Propuso una reforma política. Si no avanza y profundiza ese camino, el gobierno se va a transformar aún más en rehén de la derecha, que lo va a desgastar, lo va a desmoralizar, le va a imponer a través de los grandes medios una agenda derechista sobre la base de denuncias de corrupción y otras cosas, para derrotar en las elecciones del año próximo a la alianza que está en el gobierno.
El objetivo principal de la derecha en Brasil son las elecciones de 2014. Los objetivos de la clase trabajadora y del movimiento popular son fortalecer los cambios y avanzar para que se genere un movimiento popular que logre producir un gobierno aún más popular. El camino para realizar esos cambios es convocar una Asamblea Constituyente, pues la mayor parte de los políticos no aceptan cambiar el sistema político vigente. Así que la manera de hacer viable una Constituyente, es un plebiscito popular. Esta disputa tiene que ser resuelta en las calles”.

CLAUDIA KOROL
En Sao Paulo

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 786, 26 de julio, 2013)

Fuente: http://www.puntofinal.cl/

 
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